Cuando observamos y analizamos la personalidad de cada signo zodiacal notaremos que todos tienen sus fortalezas y debilidades así como desafíos y planos a mejorar en sus vidas. Conocer en profundidad la esencia de tu signo te permitirá entre otras cosas progresar en aquellos aspectos centrales de tu vida tales como el amor, las relaciones familiares y la vida profesional.
Las mujeres Leo son dueñas de una gran cantidad de virtudes y también de más de un defecto. Se entregan completamente en el amor y sin embargo, fracasan más de una vez en sus relaciones. ¿Por qué ocurre esto? Te lo contaremos y además te daremos algunos consejos para revertirlo.
Mujeres Leoninas. Personalidad, aspectos positivos y negativos
Las mujeres Leo poseen una personalidad que enamora y las razones son múltiples:
- Son divertidas y espontáneas: Pasar tiempo a su lado es siempre una experiencia dotada de ocurencia, llena de aventuras, ligada al mundo del disfrute.
- Aman la buena vida y están dispuestas a procurársela: La mujer Leo ama viajar, vestir las mejores prendas y comer en restaurantes sofisticados pero no espera que un hombre le suministre ese nivel de vida que ella pretende. Sabe trabajar duro desde niña para consentir sus propios caprichos.
- Son apasionadas y demostrativas: Quien esté al lado de una leonina se sentirá un auténtico rey porque ella se encargará de eso personalmente. Leoe s una mujer expresiva que con su cuerpo, sus palabras y sus actos concretos dará todo de sí para complacer y hacer plenamente feliz a su pareja.
- Son generosas: Una leonina siempre compartirá todo cuanto tiene con su ser amado y además de ello querrá ver triunfar a su pareja y hará todo cuanto esté a su alcance para colaborar con esa persona para que pueda alcanzar sus metas.
Vistas todas las innegables virtudes de las mujeres Leo y teniendo en cuenta que son de las más sexys y atractivas mujeres zodiacales nos toca preguntarnos: ¿Por qué suelen fracasar sus relaciones amorosas? ¿Qué actitudes deberían revisar estas poderosas nativas para alcanzar por fin en gran amor que tanto anhelan y perpetuarlo? Y afortunadamente para las Reinas de la selva zodiacal, tenemos esas respuestas.
Los puntos débiles de las leoninas a la hora del amor
Como nada es perfecto, además de las virtudes que antes hemos mencionado de toda mujer leonina, también existen ciertos aspectos de su personalidad que malogran sus vínculos amorosos y son las siguientes:
- Soberbia: En su afán de mostrarse independientes, las leoninas tienen una actitud bastante intransigente a la hora de permitir que la persona a su lado se inmiscuya en sus asuntos o intente ayudarla. Esto suele generar que por momentos el hombre a su lado se sienta poco importante o necesario, restándole valor.
- Tiranía: La regencia del astro sol sumada al poder de la fiera que detenta la leona zodiacal la lleva a querer ser siempre quien determine el rumbo de las relaciones. Le cuesta aceptar las ideas de su pareja y contemplarlas y sus parejas pierden igualdad por culpa de su afán de gobernarlo todo.
- Orgullo infantil: A Leo le cuesta tolerar los defectos de su pareja y cuando se enfada adopta actitudes muy infantiles. Suele adoptar posturas de enojo como si fuese una niña en lugar de promover el diálogo y zanjar adúltamente las diferencias.
Claves para que la mujer Leo triunfe en el amor
Ha quedado de manifiesto que a las leoninas no les falta ningún atributo para tener una pareja feliz y armoniosa porque son mujeres generosas, luchadoras y dueñas de un encanto único. Pero para alcanzar el amor y perpetuarlo deben poner en práctica ciertos ejercicios:
- Dialogar en lugar de pelear: Deben entender que en una pareja no se trata de ganar sino de conciliar y que el amor es un contrato que se negocia día a día y en el que ambas opiniones cuentan.
- Trabajar la humildad: Ser capaces de mostrar debilidad o pedir ayuda a su pareja de vez en cuando no les quita valor sino que por el contrario las humaniza y torna más cercanas.
- Respetar las diferencias: Amar a alguien significa aceptar su individualidad y valorarla tanto como la propia. Dejar de querer cambiar a la otra persona es un rasgo de madurez que hace crecer las relaciones y a sus protagonistas.