Hace muchos años atrás, Buda decidió poner a prueba a todos los animales, para ver cuáles eran dignos de su bendición. Organizó un banquete de Año Nuevo en la cima de una colina, y para llegar allí había que cruzar un río. Los primeros 12 animales recibirían un regalo.
Hay otra versión que dice que quien promovió la carrera fue el Emperador de Jade, el gran dios Señor de los cielos, de la mitología china. El Emperador estaba celebrando su cumpleaños, pero no estaba seguro de la edad que tenía, ya que no existía un manera de contar los años. Por eso, decidió crear un método: envió un mensaje a la Tierra, anunciando que habría una competencia. Los primeros doce animales que atravesaran un poderoso río, ganarían un premio.
Al día siguiente, el gato y la rata fueron corriendo hasta el río. Cuando vieron que era muy torrentoso y peligroso, se sentaron a pensar en cómo harían para cruzarlo. En eso viene el buey que recibe una propuesta de la rata:
– Buey , ¿te importaría cargarnos a través del río? Yo soy pequeño y el gato tiene miedo al agua, – dijo.
El buey, muy amablemente aceptó, y los dos se subieron a su espalda.
A mitad de camino, la rata empujó al gato al agua, que fue arrastrado por la corriente, de vuelta a la orilla de partida. Por esta razón, los gatos cazan ratas hasta hoy, como venganza.
Cuando el buey y la rata se acercaban a la orilla de la llegada, la rata dio un gran salto delante del buey, llegando de primera.
– ¡Enhorabuena!- Dijo el Emperador a la rata – Tu premio es el siguiente: el primer año tendrá tu nombre.
El buey se puso muy enojado con la traición de la rata, pero ganó el premio de tener el segundo año bautizado con su nombre.
El tercer animal en llegar fue el tigre, que había estado nadando con valentía. El emperador elogió sus esfuerzos y dio su nombre al tercer año. El cuarto animal fue el conejo. Todo el mundo pensaba que había hecho trampa, porque los conejos no saben nadar.
-Yo no nadé.- Explicó el conejo – Yo fui saltando de piedra en piedra, y luego navegué en la parte superior de un tronco.
El emperador quedó impresionado, y le dio el nombre del cuarto año.
Hasta ese momento, todo el mundo estaba intrigado por el hecho de que el dragón no había llegado todavía. Pudiendo nadar y también volar, podría haber sido el primero fácilmente. En ese momento, el dragón desciende del cielo.
-Tuve que parar para ayudar a una ciudad en llamas. Luego me encontré un conejo arriba de un tronco en el río, y me detuve para crear viento con mis alas, para que pudiera cruzar.
Los actos de bondad del dragón fueron muy bien vistos, y por eso recibió el nombre del quinto año.
Pronto, los animales vieron al caballo que nadó con mucho esfuerzo para llegar a la otra orilla. Nadie vio a la serpiente que se arrastró debajo para tratar de llegar al otro lado. Cuando el caballo la vio, se asustó, y ella finalmente llegó primero, ganando el sexto año. El caballo quedó en el séptimo lugar, pero quedó contento y muy satisfecho.
Entonces, apareció algo sorprendente: una balsa que llevaba un gallo, un mono y una cabra. Entre los tres se ayudaron para poder navegar hasta el otro lado del río. El emperador elogió el trabajo en equipo y dio el octavo año a la cabra, el noveno al mono y el décimo al gallo.
El undécimo primer animal fue el perro, que estaba muy contento de nadar en un río tan refrescante. Por último, el cerdo llegó, y el Emperador hizo sonar la trompeta, anunciando el final de la carrera.
– Felicidades a todos los animales que lograron cruzar el río hoy. Sus nombres serán recordados para siempre debido a sus fantásticos esfuerzos.
Por eso, hasta hoy, los años chinos son contados con animales, en este orden: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo.